El Estado, vive


Para leer hasta el final, y polemizar


La decisión oficial de aceptar la dimisión de quien fuera un enérgico Secretario de Comercio Interior hasta el presente, horas después de la designación de Axel Kicilof al frente del área económica nacional, no implica un cambio de rumbo ni una reconsideración del rol del Estado en la orientación general.

Hemos escuchado a los principales dirigentes opositores señalar que las modificaciones en el gabinete nacional implican la admisión de la derrota electoral por parte del gobierno. Lejos de eso, pensamos que se trata de una profundización de la gestión nacional popular, con el objetivo inmediato de transitar adecuadamente los dos años venideros y dejar sentada una perspectiva sólida hacia los comicios del 2015.

Consideramos, además, que esa profundización resulta posible debido a la continuidad del respaldo popular, diez años después y en elecciones de mitad de mandato, para el Proyecto que sigue en marcha. Ni se fue Miguel Miranda ni vino Gómez Morales. Sigue Perón.

Como bien ha señalado el periodista Hugo Presman en este Espacio de Contenidos, implica también que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner se sitúa en el comando global derivando algunas particularidades sobre funcionarios más fuertes que los precedentes. De hecho, Kicilof tiene mayor volumen que Lorenzino, y Jorge Capitanich bastante más que Juan Manuel Abal Medina.

Ahora, recogemos el guante: en primera instancia supusimos que para un dirigista no hay nada mejor que otro dirigista. Y vale señalar entonces que el nuevo ministro de Economía ha estimado que necesita mayor juego y por lo tanto no precisa que su imagen compita con la del drástico y mediático Guillermo Moreno. La salida del secretario del sector interior, entonces, podría considerarse –en la misma línea de utilizar frases históricas asequibles- un morenismo sin Moreno.

Pero no un cambio de rumbo. Es probable que Kicilof vaya aún más a fondo que el saliente secretario. No han sido pocos los militantes que señalaron que en materia de precios, Comercio Interior generó más ruidos que nueces. Y para eso necesita modales más serenos y determinaciones más intensas. Pues dos derivados del crecimiento, esto es, del éxito del proyecto, como la inflación y el dólar, amenazan con obstaculizar ese mismo desarrollo.

Para eso, resultará imprescindible abrir nuevas brechas en las franjas altas y medias altas de la sociedad. Básicamente las franjas productivas merecerán nuevos canales de diálogo, y los segmentos rentísticos y financieros tendrán que resignar algunas persistencias que hasta ahora la gestión no pudo resolver. Y será esencial trabajar seriamente con la economía cooperativa, hasta ahora sostenida pero no suficientemente proyectada.

No lo negamos: la salida de Moreno es un golpe emocional a una franja del movimiento popular que lo consideraba como propio. Es preciso respetar ese sentimiento. Pero el análisis no puede extenderse a suponer que su sola ausencia en la administración llevará a deteriorar el espíritu básico de un proyecto asentado en el despliegue industrial, la recuperación soberana, la inversión pública, las paritarias, los planes y, en suma, el incentivo al ciclo virtuoso de la economía.

Es muy probable que el crecimiento continúe y que las próximas medidas del Ministerio de Economía agudicen el sendero nacional popular conocido hasta el presente. Con gratos detalles inesperados. Es probable, además, que esas medidas cuenten con la aprobación del funcionario saliente, quien, más allá de cruces personales, ha demostrado ser un patriota.