Malvinas y Macrismo: No me parece

Por Gabriel Fernández *

No me parece. En este brumoso 2 de abril de 2016, no me parece que algunos de los que se jugaron la vida en el campo de batalla por defender a la Patria contra el imperio angloamericano, ahora cooperen con la gestión de Mauricio Macri, manifiesten la esperanza de un “mejoramiento” del tema Malvinas y refrenden públicamente la acción de una Cancillería antinacional.

Y como no me parece, lo señalo. Porque no hay forma de respeto más sincero que plantear con claridad las ideas. Dejar pasar sin una polémica en temas esenciales implicaría un menoscabo, una extraña adhesión a las hipótesis acerca de los desajustes mentales que acarrea una contienda  bélica. Respeto a quienes lucharon, y les digo.

ARGUMENTOS. Cuando consulté a uno de nuestros especialistas en la historia del conflicto del Atlántico Sur sobre estos realineamientos, respondió “fueron maltratados por Cristina Fernández de Kirchner”. El analista no compartía la visión, sólo describía los argumentos de los involucrados.



Uno de ellos, de rango elevado entre los que pelearon concretamente en las islas, me planteó y lo hizo saber al oyente: “ahora hay un gobierno serio, estoy de acuerdo con relacionarse con Estados Unidos, lo que no hay que olvidar es que Inglaterra es el enemigo”.

Y así siguiendo. Vale una precisión antes de arrancar: no me refiero a todos los ex combatientes. Sólo a algunos, de cierta relevancia tanto por su rango como por su genuino heroísmo. Pues lo que jamás puse en duda es la determinación con la cual bregaron por una causa justa.

DESDE DÓNDE. Peleé contra la dictadura. Soy de los que salió a hacer lo que podía en lugar de esperar serenamente su finalización. Nunca hago alarde del asunto porque es lo que correspondía y además, dada mi extrema juventud, la acción estaba acompañada por la inconciencia sobre las derivaciones.

Ahora lo señalo porque sí viene al caso. ¿Saben lo que es maltrato? Lo que el Peronismo Revolucionario sufrió durante la dictadura. No lo que el ex combatiente promedio “padeció” en la Década Ganada. Eso sí, compañeros, que fue maltrato en escala colosal.

Sin embargo, cuando la Argentina recuperó las islas, no corrimos a alinearnos con los británicos despechados por la ostensible represión padecida. Consideramos que había que respaldar la causa nacional y así lo hicimos. ¿Cómo?

Persistimos en las críticas a la dictadura, especialmente a su política económica, y organizamos marchas y actos a favor de la recuperación de las islas. Nuestro periódico mural La Pared planteó claramente ese respaldo. Preparamos un enorme encuentro platense con José María Rosa y difundimos su revista Línea cuyo título en sintonía era “Guerra al imperialismo”.

Participamos de marchas convocadas junto al SMATA La Plata desde su sede hasta la cancha de Gimnasia y Esgrima, donde se alternaban vivas a la gesta de Malvinas y el “se va a acabar, se va a acabar, la dictadura militar”. Entre otros asuntos. Cuando pudimos, pocos años después, publicamos en el diario La Voz una síntesis del Informe Rattenbach; la primera vez que se difundió ese digno material.

Hasta hoy muchos compañeros nos hacen sentir que estuvimos equivocados. Que no había que apoyar la guerra. Pero ya se había iniciado y percibimos que no cabía un no alineamiento cuando uno de los contendientes era la Argentina. Quizás nos equivocamos. Pero puedo contar con orgullo la posición que asumimos.

EE.UU Y GRAN BRETAÑA. Recuerdo que la crítica mayor al régimen cívico militar estaba orientada a su alineamiento. El ministro de Economía, Roberto Alemann, seguía operando a favor de empresas norteamericanas, inglesas y europeas en general ¡durante el conflicto! mientras se esperaba la aplicación del TIAR.

El Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, bien lo sabían las corrientes que se oponían al imperialismo desde antes de la guerra, había sido gestado para precaverse de una agresión extracontinental… de la Unión Soviética. Pero acá estaba el socio mayor, Inglaterra, la fase transoceánica de la indisoluble unidad angloamericana.

La dictadura, gestada y orientada por intereses internos netamente coaligados con ese dominio externo, resultó incapaz de llevar la contienda a fondo y terminó siendo funcional a los intereses coloniales, al punto que la estrecha victoria británica fue punto de partida para la revolución conservadora que Margaret Thatcher y Ronald Reagan desparramaron sobre el planeta.

Después de décadas de ocultar a los ex combatientes, de negar la cuestión Malvinas, de enviar ositos de peluche a los kelpers, los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández repusieron su dimensión internacional y dieron batalla en los foros para lograr abrir el diálogo sobre la soberanía.

Mejoraron con respaldo económico la vida de muchos soldados que habían sido barridos bajo la alfombra por las gestiones anteriores. Participaron de actividades organizadas junto a ellos y fueron contundentes a la hora de hablar ante ingleses y norteamericanos.

Hace pocos días se conoció el colofón básico de esas administraciones nacionales y populares: el mundo admite la propiedad de un 35 por ciento más de territorio nacional. Nuestro mapa se prolonga. Porque el país llega hasta la Antártida y en medio de esa extensión se encuentran precisamente los territorios en litigio.

Pero además, esos gobiernos llevaron adelante los elementos centrales que pueden contribuir a un poder disuasivo potente ante eventuales roces internacionales: el crecimiento industrial, el alza del empleo y del mercado interno, la apuesta fuerte a la tecnología de punta en todos los rubros y especialmente en el aeroespacial. El redimensionamiento del Estado Nacional.

ARGENTINA PRESENTE. La nueva y “seria” gestión macrista golpeó en poco más de tres meses ese desarrollo productivo a través del cercenamiento de recursos populares y despidos, quebró las áreas destinadas a la ciencia y la técnica, empezó a desarmar el gran emprendimiento ARSAT y volvió a sumir a la nación en el endeudamiento, tal y como lo hicieran Martínez de Hoz, Domingo Cavallo y el citado Alemann.

No encuentro argumentos para respaldar, desde la causa Malvinas, a la actual gestión. Tampoco los hallo para apoyarla desde cualquier perspectiva nacional. Y mucho menos para buscar justificación en presuntas falencias patrióticas del anterior gobierno. Gobierno que, como hemos señalado, merece un repaso crítico. Pero no en los aspectos decisivo. No me parece.

* Director La Señal Medios / Area Periodística Radio Gráfica